lunes, noviembre 24

Fragmento III

Francisca tomó un taxi y en 20 minutos llegó a las oficinas de Brava Casa. Karla estaba en su oficina, rebosaba de alegría. Cuando Francisca entró, la sentó frente a ella y le contó con detalle todo lo que había pasado en la reunión. Después discutieron el hecho de que Francisca fuese íntima amiga de la Secretaria. Francisca se rió al enterarse que mientras Karla y Betty discutían el proyecto, un estéreo tocaba rock metalero a bajo volumen. Nada raro, pensó ella.
Por la noche las dos amigas llegaron al lujoso hotel listas para parrandear, ambas se habían decidido por la falda. Karla usaba un vestido marrón y Francisca llevaba una blusa de color amarillo claro y una falda estampada del estilo italiano (cortesía de Karla). En cuanto Betty bajó al lobby comenzó la fiesta. A Francisca le pusieron un sombrero de ala, muy bello, pero con la leyenda “Singola della notte” justo en la frente. La llevaron a clubes, bailaron y rieron, Betty y Karla bebieron y Francisca se conformó con agua, solo aceptó hacer un brindis. Después pasearon en auto por la ciudad mientras les gritaban cosas a los guapos italianos que estaban paseando. Cuando regresaron al hotel, casi a las 3 de la mañana, Francisca abrió sus atrevidos regalos, que incluían un provocativo baby doll, un pastel “especial”, una guía de la esposa sexi, un montón de revistas de novias (cortesía de Karla), unos pantalones de cuero para nunca renunciar a la libertad, una membresía para un masaje erótico y el infaltable stripper que casi mata a Francisca del susto cuando saltó de detrás de una puerta y casi le pega con… su cosa… El hombre hizo su baile para diversión de las presentes y después se vistió discretamente para salir, en semejante hotel no permitían nada vulgar. Fue una noche divertida y la novia terminó recibiendo consejos de la casada y de la soltera, ideas bastante contradictorias que extrañamente parecían complementarse bastante bien. Al amanecer se llevó a cabo la despedida. No fue nada triste, al contrario, prometieron verse e intercambiaron teléfono y dirección. Beatriz debía ir a trabajar para después tomar su vuelo a las 2 de la tarde. Francisca le mandó saludos al esposo y besos a los bellos gemelos (lo había confirmado al ver unas fotografías, Danilo también era bastante guapo), después ella y Karla regresaron a casa. Pasaron el día ahí, Betty llamó antes de subirse al avión, dijo “cuídate mucho y nos vemos pronto”. Francisca se despidió y ocupó el resto del día en leer y conocer un poco la plaza del centro.


Cuando el mundo gira-Obra incompleta (Fragmento cap. 18: Italia)
Por: Francisca A. Molina

3 comentarios:

  1. Que bonito Francis, en verdad captaste mi escencia xD. Gracias por pensar en mi :P

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  2. esta padre francis

    mundos sin verte
    ke estes bien

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