domingo, marzo 6

Primer mes..

Dicen que el primer mes fuera de casa es siempre el más difícil, luego uno se va a acostumbrando y se da cuenta de que todos los horrores con los que no podría vivir un año entero, en realidad no son tan malos y que, muchas de esas cosas terribles, se convierten en cosas buenas al final del camino.
Si soy sincera, lo digo mas por experiencias pasadas que por la presente, aunque las cosas no son tan malas como en un principio, debo decir que en realidad nunca han sido malas, solo no tan buenas como la gente suele prometer sin saber de lo que habla.
Pero ya pasé duras pruebas, como los días de consulta, como mi primer entrega de información mensual, como mi primera junta con las familias de oportunidades, como solventar algunas emergencias, el estrés de un traslado a toda velocidad... en fin. Supongo que es poco para todo lo que se viene... pero puedo decir que comienzo a relacionarme con mi comunidad y eso me da gusto. No puedo decir que me agrada del todo, por ahora, porque soy una especie de mujer solitaria a la que le cuesta sentirse cómoda alrededor de gente desconocida a las primeras de cambio, aunque debo decir que el hecho de que te alimenten ayuda un poco al proceso.
Aquí la gente parece muy acostumbrada a recibir extraños, contarles su vida y darles de comer. Yo, por el contrario, contesto con miradas largas y respuestas cortas como: "qué bien!", "en serio", "yo no", "no sabía"... y sigo comiendo y sonriendo incómodamente mientras ellos continuan su amable intento por integrarme. En esos momentos deseo ser una de esas personas que toma confianza fácilmente y se integra en cualquier sitio... pero no lo soy, al contrario. No soy desconfiada, mas bien tardo en desenvolverme. Todas las personas que he conocido bien en mi vida me han dicho alguna vez: Tan calladita que te veías.... En fin, supongo que es algo que he llevado toda la vida conmigo, no estoy ahora para tratar de cambiarlo, solo queda dejar que el tiempo haga lo suyo.

Otra cosa que he descubierto es que, por mas confianza que me den, por mas que entre en sus casas y me den de comer, por mas que me ofrezcan un café, me enseñen las fotos familiares y me hagan regalos, jamás dejaré de ser "la doctora". Pueden pasarse dos horas hablando del clima, los hijos, su historia... pero al final siempre terminan por contarme una de sus muchas dolencias, aunque sean pasadas, solo por pensar, quizás, que es de mi interés todo lo que se relacione con la enfermedad o los medicamentos. A veces les gusta contar como superaron ese gran problema, o de dolor que les aqueja desde hace tantos años y que "nadie a podido curar"... como diciéndo: A ver si usted si puede.
Me he dado cuenta de que mi verdadero y mayor trabajo no es curar, sino escuchar. Y parece fácil, pero una no tiene la cabeza para escuchar quejas, dolores y sensaciones raras a todas horas del día, menos mientras se come o mientras se disfruta el día libre. Pero para la gente eso parece natural, soy la doctora, pueden contarme sus problemas, aunque no busquen una solución, solo alguien que les diga: "Usted tiene toda la razón", o "hizo lo correcto". De alguna forma lo que yo, una mujer con problemas de seguridad y soltura social, tenga que decir les importa. Les importa demasiado saber de donde vengo, empiezo a sentir que contestaré esa pregunta todo el año sin parar... y les importa MUCHO si tengo una pareja en el momento o si me pueden presentar algún miembro familiar lejano que vendrá "uno de estos días".
En verdad no pienso que ese día llegue, o tal vez es solo que espero con fervientes ganas no tener que pasar por ese trance, no tengo el cuerpo para mas sonrisas por compromiso de las ya estipuladas por día.

Siii!! señores, necesito RELAJARME, pero pongan esta idea en su cabeza: En cualquier momento puede ocurrir un accidente y llegará a tu "casa" y tendrás toda la responsabilidad de ello.
Pueden pasar dos, tres horas inactivas pero jamás puedo decir "por hoy no habrá mas pacientes", porque nunca se sabe..... nunca.

Finalmente debo decir que, aunque no se me den las reuniones sociales, me siento contenta de que por fin la gente se acerque a mi, no es bueno pasar tanto tiempo sola... ni para la mente, ni para el bolsillo.

Se viene marzo, esperemos que sea un mes productivo.