sábado, noviembre 22

Fragmento II

Su amiga salió de la oficina acompañada de la mujer del día. Vestía elegantemente pero no era exactamente lo que se podría llamar moda de oficina. Usaba una faldona larga estampada, muy bella, con botas de piel café y una blusa en color crema de tono grisáceo que la hacía verse verdaderamente joven y hermosa. Mientras terminaba de hablar con Karla se puso una chaqueta que le daba al atuendo el aire formal, y lo completó enredándose una bufanda tejida al cuello. En cuanto estuvieron de frente Karla se dispuso a presentarlas, al escuchar el nombre la mujer creyó reconocerlo y en cuanto las doctoras se vieron una sonrisa lo dijo todo.
--¡Francis!-
--¡Beatriz!, ¿Cómo estás?- Francisca se sonrió al recordar que Betty era de las pocas personas que la llamaban Francis.
--Pues yo bien. ¿Y tú?-
--Muy bien, me alegra mucho verte. Te lo juro desde que te nombraron me sonó algo adentro pero nunca pensé verte. ¿Así que Secretaria?-
--¡Oh!-dijo con tono inflado a manera de broma- ¿y tú que haces?-
--Yo también soy doctora, solo que yo si tengo que ver sangre.-
--¡Qué! Si no creas que yo no he visto.- Ella era justamente como Francisca la recordaba, totalmente loca pero irresistiblemente cautivadora. Además, había sido una gran amiga y seguía siendo una mujer de corazón joven, había madurado tal vez, pero no perdía ese aire de niña juguetona. Después de los saludos y de aclarar que Betty tenía hambre, acordaron que las tres irían a comer, realmente Karla no había dicho absolutamente nada, ella solo las siguió todavía pasmada por lo que acababa de presenciar. --¿Hablas español?-Preguntaba mientras recordaba que tuvo que presentar el proyecto en inglés pues la Secretaria no habla perfectamente italiano y no quería perderse ningún detalle.
Estando en el restaurante las tres ordenaron deliciosos platillos y entraron en confianza, se dedicaron a recordar un poco y a ponerse al día sobre sus vidas.
--Pues ¿qué crees Francis? Yo ya agarré marido ¿Cómo la ves?_
--¿En serio? ¿Y qué tal?-
--Ni te lo presento porque me lo vas a querer robar.- Las tres rieron del cometario.- Me casé hace dos y medio años, antes de que me dieran este puesto. Lo conocí en una convención en Brasil.-
--¿Es brasileño?-
--Si, es brasileiro. Bueno, te cuento, él era Secretario Nacional de Educación para Brasil y a mí, siendo la Secretaria Internacional, me tocaba reunirme con él. Y obviamente el quedó cautivado con mi belleza y después de la reunión me invitó a conocer la ciudad… y ya.-Betty sonreía ante tales recuerdos.-Después de irme él siguió llamando y yo también, y cuando se aprobó el plan para el que había ido a Brasil, yo tuve que vivir un tiempo en Río y convivir con él todo el tiempo. Nos casamos en Sao Paulo, donde nos conocimos. Ahora el tiene mi antiguo puesto, lo promovieron cuando me promovieron a mi.-
--¿Cómo se llama?-
--Danilo. Soy la señora de De Abreu.-
--¿Y hablas portugués?-
--¡Claro! Mis suegros son portugueses, era como requisito aprender. Tengo residencia en Portugal y en Brasil, ¿qué otra cosa voy a hablar?-
--¿Y tienes hijos?-
--Acabo de tener.-
--¿En serio?- Karla entró a la conversación por la sorpresa. Ella no parecía una mujer que acabara de dar a luz.
--Bueno, no acabo de tener pero hace muy poco. Ocho meses. Tuve gemelos.-
--¡Mujer!-
--Ya se, Alexandre y Nicholas de Abreu Orduño. Están bien bonitos como sus bellos padres.-
Francisca y Karla se rieron del comentario y después la última se dedicó a contarle todo sobre Francisca, cuando mencionó que se iba a casar Betty la felicitó y dijo que debían celebrar. Entonces Francisca comentó que se irían el lunes por la noche por lo que la secretaria propuso una reunión esa misma noche.
--Yo me voy mañana por la tarde, Danilo está en Brasil con los niños, esta es la primera vez que los abandono y los extraño mucho. Yo me voy a encargar de tu asunto desde allá-le dijo a Karla- pero antes de irme vamos a hacerte tu primera despedida de soltera.- Dijo mirando a Francisca con una sonrisa picarona.
Ella sonrió con la idea, estaban pasando muchas cosas en poco tiempo, aún no se podía imaginar a Betty casada, con hijos y hablando en portugués. En ese momento, Karla se despidió de las dos pues debía regresar a su oficina para informarle a Ángela como había salido todo. Francisca no tenía mucho que hacer y decidió quedarse a charlar un poco más.
--Te va bien.-
--A ti también, no te hagas.-
--Yo no digo que no. Soy feliz.- Francisca era sincera.
--Yo también. Amiga, lo hicimos bien.-
--Me alegra mucho verte, no me lo esperaba ni lo tenía planeado pero me alegra saber de ti. Siempre te consideré una muy buena amiga.-
--Si, pasamos buenos ratos.-
--Si, y mas que eso, yo te quería mucho, te quiero mucho. Veo que no has cambiado nada.-Hizo una pausa y decidió continuar.
—Puedes no creerme pero siempre vas a ser una persona especial para mí, siempre lo fuiste, desde que te conocí.-
--¿Y eso?-
--Pues me caías muy bien, eras divertida y sobre todo, yo te admiraba mucho. Tú fuiste la primera persona que me hizo pensar: “Uuu, yo quiero ser así”. Claro que después cada quien encuentra su personalidad y me di cuenta de que estabas demasiado loca para mí pero mi admiración no disminuyó ni un poquito.-
--Gracias Francis. Tú eras bien chila también. Y de locas ahí nos dábamos, así que no te hagas.-Después de comer Betty regresó a las oficinas de la ONU que estaban a dos manzanas del lugar, no sin antes darle la dirección de su hotel a Francisca y decirle que las esperaba a las 8 de la noche.

Cuando el mundo gira-Obra incompleta (Fragmento cap. 18: Italia)
Por: Francisca A. Molina

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