lunes, diciembre 28

Ana en el mundo

Si mi vida fuese un instante, me gustaría sentirme tal como me siento hoy.

Desde que estoy lejos de casa me he convertido en una especie de sombra, un ente que viaja de un edificio a otro, dice algunas palabras, ríe a veces y después se enfunda entre sábanas para recuperar energías. Por las mañanas apenas me siento persona, dentro de mi solo existe una personalidad tangible: La estudiante compulsiva.
Partir de casa no es sencillo, estar sola tampoco. Reconocer en tus gestos a tus propios padres es definitivamente aterrador y también lo es sentirse perdida. Lo único que he tenido seguro en todos estos días ha sido mi motivo... Y hoy, después de tantos despertares inciertos, de pronto reconozco el color de la pared de la tienda de la esquina. Ayer al volver a casa no he mirado el nombre de ninguna calle, me he recorrido el camino de memoria. Y esta mañana, la señora que vende el periódico a dos calles de la escuela me ha saludado por mi nombre.
Hoy recuerdo el sitio por el que anduve ayer, hoy se donde queda el norte. Hoy pertenezco aquí, no soy mas una extranjera.