sábado, febrero 19

San Valentín + Ataque de las abejas asesinas = Every girl's dream

Pues ahi estaba yo aquel 13 de febrero pensando que sería muy fría si no ponía aunque fuera un triste letrero de San Valentín por aquello de que la gente viera que yo era animada y detallista. Al fin y al cabo, pensé, vendrán todos con su felicitación y tengo que ser recíproca. Así que salí y compré plumones, papel, hojas de colores y, como toque especial, las clásicas paletas que regala el doctor, pero en este caso, en forma de corazón. Y si, hice mi letrerito, lo pegué y dejé todo listo para el graaaan día.
Y sí que lo fue. Primero porque la sala de espera estaba tan llena de gente que parecía que en vez de mi iba a salir el ídolo mayor de México dispuesto a firmar autógrafos. Vamos, que aquí al parecer soy mas famosa que Joselito en sus tiempos. Y es que, lo juro, hay personas que solo vienen... por venir. Porque quieren verme, quieren ser la persona número 24650410 que me pregunte: "Y usted, ¿de dónde es?" y cuando yo les respondo ponen esa cara de "Aah, la Juana no me dijo mentiras..." Pues eso, que van a averiguar lo que ya saben, a verme por si se les llega a ofrecer y claro que se llevan mi autógrafo en la milésima receta de analgésico (no necesaria, puesto que los venden sin ella) de la semana.
Y así, había mas gente esperando que en la cola de las tortillas y yo, por ser San Valentín, no me permití decaer y desesperarme. Sonreí cual reina pueblerina, saludé a todos como candidata... pueblerina y me senté en mi super silla giratoria (Sin respaldo, claro) lista para atenderles a todos... Y sí!! lo logré!! A las 10:30 am salió el último paciente satisfecho y yo me dispuse a ordenar un poco, sintiéndome tranquila aunque algo decepcionada porque debo decir que aunque TODOS se llevaron y comieron su paleta, NADIE me felicitó mi día ni me dió sus buenos deseos ni mucho menos me trajo una triste paleta a mi, que creo que en los pueblos el amor no existe o a la gente no le importa mucho, la verdad. Y en fin, no hubo regalos pero quizás aún podría conocer un joven mozo que me alegrara el día, digo, aún no eran ni las 11 am! El día era joven..
Pero a pocos kilómetros de allí, unos minutos antes unas abejas asesinas, de esas que llevan el demonio por dentro y atacan y se comen a la gente, se les aparecieron a una familia de mi pueblo y.... no, no se los comieron, pero si que lo intentaron.
Me asomé cuando escuché el frenón de una camioneta y de ella bajaron a rastras a un hombre que no podía ni con su alma, vomitando como loco y sudando a chorros. Detrás metieron a una viejita en brazos, una bebé y una mujer que parecía el protagonista de Hellraiser... No quiero sonar poco profesional, pero dado el hecho de que aún no me gradúo oficialmente y para ser una pobre dama solitaria (sin enfermera, para variar) y ante algo que en la vida había enfrentado, quiero creer que es comprensible que me asustara un poquitín.
Pues si, casi lloro. No sabía por donde empezar, descubrí a la viejita y descubrí su parche de nitroglicerina y me di cuenta de que es muy cierto eso de que las desgracias nunca vienen solas.

No se como di pasos, calmé familiares, administré medicamentes, llamé a la ambulancia, quité aguijón por aguijón y alguna que otra abeja viva enredada en los cabellos "negros" de la viejita.. Pero al final, todos se calmaron, dejaron de vomitar, dejaron de sudar, las pupilas volvieron a su tamaño normal y al final solo quedó aquel síntoma amado que solo significa que la fisiología hace su trabajo: El Dolor.
Los dí de alta y si, por un momento experimenté el éxtasis del relax, no mas miedo. Ellos se iban, por su propio pie, sus corazones latían... Todo estaba bien. Entonces cerré la puerta y lo que vi me hizo recordar que yo soy como un a rockstar, sin el salario, claro. ASí que me encerré el resto de la tarde a seguir firmando autógrafos y escuchando calamidades.
Cuando me vi libre salí un momento a comprar algo a la tienda y entonces recibí mi primera y única felicitación del día: La del muchacho que acomoda las cosas en la tienda. No, no se emocionen, que se las daba a todo el mundo. Además le he dicho muchacho por ser buena gente...

Y así, he vivido el NO sueño de toda chica en San Valentín. Qué otra festividad se verá arruinada en este gran año? No lo se, solo espero que las abejas asesinas migren a otro pueblo y dejen en paz a mis fans.


Paciente

martes, febrero 8

Servicio social

El servicio social es el último paso de la carrera de medicina general... es la forma que tenemos los médicos de retribuir a la sociedad todo lo que nos han dado.. Y no solo debemos hacerlo aquellos quienes hemos tenido la suerte de estudiar en una universidad pública y haber pagado la décima parte de lo que otros les cuesta, quizás menos... Lo hacemos todos los médicos, desde aquel que estudió en la universidad mas privada del país, hasta los grandes Búhos, a mucha honra. Y qué nos ha dado la sociedad?? Lo diré de la forma mas sencilla: Nos han dado la materia prima para aprender, nos han dejado tocarles, picarles, hablarles de cosas que no entienden o no quieren saber... nos escuchan, muchas veces nos consuelan (Cuando debería de ser al contrario) y algunas otras incluso nos alimentan después de largas jornadas de ayuno. Los pacientes nos dan mucho mas a nosotros de lo que nosotros podremos jamás darles, y es que ellos nos agradecen desde el momento en qué nos presentamos, desde que decimos nuestro nombre, desde que les damos la mano... (claro que siempre hay excepciones..)

Mi servicio social inició hace escasos 6 días, si quieren que sea honesta, aún no tengo idea de lo que hago, de lo que debo hacer, de lo que NO debo hacer... no conozco "mi" pueblo, conozco poca gente y apenas salgo del centro porque aún no aprendo las mañas y triquiñuelas que seguro aprenderé a lo largo de este año que me espera por delante.
Iniciaré por decir que mantendré mi pueblo en anonimato por cuestiones éticas, y no hablaré en particular ni de personas ni de lugares... Solo de experiencias.
Siempre he creído que soy una persona mas bien aburrida con una vida bastante particular, dada por mi profesión, por mis amigos, por la extraña constumbre que tiene de la vida de aprovecharse de mi torpeza y de toda la inocencia que aún guardo a pesar de mi reputación no merecida...
Así que, en vista de que este será, al parecer, el año mas extraordinario de toda mi vida (hasta ahora) creo que no debo desaprovechar la oportunidad de narrar alguna que otra anécdota... con la esperanza de que algún inocente pasantillo algún día lo lea y vea que a todo se puede sobrevivir (Eso es lo que yo espero aprender, si soy honesta, aún no estoy tan segura).
Empezaré por el principio...

MI SITUACIÓN ACTUAL
Me encuentro en un pueblo de la sierra de mi estado, a mas de 5 horas de mi cuidad natal, sitio donde he dejado a mi familia y a todos mis grandes amigos. Qué puedo decir? el camino hacia acá es precioso, si dejamos de lado el peligro que implica un camino sierreño, el pueblo es "grande" comparado con todos los demás aledaños, hace un frío incomprensible y, de cierta manera, al verlo aún te sientes en un México de hace varias décadas, con arquitectura sencilla pero bella, con calles grandes y desiertas, con una iglesia en el centro del pueblo y con una población que rara vez verás por las calles, los primeros días que pasé aquí llegué a creer que era un pueblo sin personas... Idea que rápidamente cambié cuando recibí una hilera de pacientes al siguiente día.. pero eso lo contaré mas adelante.
En cuanto a comodidad, mi cuarto es pequeño, vivo amontonada, aunque no me muevo mucho el tiempo que estoy allí... el centro de salud es grande, el consultorio está muy bonito y la gente dice que tengo el "mejor escritorio de la región", honestamente no he visto el de mis compañeros... pero está bastante bien. A diferencia de muchos de mis compañeros de generación, cuento con todos los servicios modernos, así que no tengo que privarme de la comunicación con mi familia, ni de mis programas preferidos, ni de escribir en internet de vez en cuando...
De qué si tengo que privarme? De salir (no hay nada que hacer), de mi familia, de mis amigos, de los sonidos de la ciudad que no se reconocen hasta que no se escuchan mas, de caminar por mas de 40 minutos y seguir sintiéndote segura... de la vida llena de sirenas, de gente que camina y choca contigo, de los hot dogs a las 2 de la mañana (acá cierran a las 10 pm), de las misas citadinas (aunque no lo crean son mejores, Televisa una vez mas me ha engañado), de tener a mi nana al lado... en fin.
Al día de hoy siento que vivo con lo mínimo indispensable, pero también creo que tengo cosas que solo en este año tendré: Un cielo infinitamente estrellado, una montaña por la que sale el sol (siii!! como en la tele!) y también una comunidad que, de buena o mala gana, me necesita y por la que se que puedo hacer muchísimas cosas. Ojalá un año fuera suficiente.

VISTAZO AL FUTURO?
Acabo de regresar de un curso en Hermosillo. De nuevo he visto las calles, la gente, he comido mis comidas preferidas, he ido al cine (OMG!!)... y me he pasado 12 horas al día aprendiendo sobre la inmensa cantidad de papelería que debo llenar y entregar con límite de tiempo y sin permiso de ensayo prueba/error... La verdad es que me sirve el tiempo que estoy lejos, me he llenado de ideas y poco a poco voy estructurando un plan de trabajo. Si de algo me ha servido lo poco que se del trabajo secretarial y financiero es que no se puede empezar una campaña directiva sin un plan de trabajo aprobado por el resto de accionistas, en esta caso, será mi comité de salud. Ese es el primer paso: Formar uno, porque hasta hoy estoy mas sola que la una.

MI PASO POR EL TRULLO
Finalmente compartiré mi primera experiencia de shock, como si una fila de pacientes muy impacientes no fuese suficiente para estresarle a uno. Resulta que una de mis tantas funciones es certificar el estado de ebriedad de algunos individuos que, de vez en vez, llevados por el calor de alguna fiesta, celebración, día especial o por el simple placer de beber el trago local, se pasa un poco de copas y termina en la cácel municipal gritando a todo pulmón que se ha cometido una injusticia. Y allí estaba yo, en mi pequeña habitación, muriendo de sueño a las 10 pm y pensando en la posibilidad de meterme en el pijama y dar por clausurado ese ajetreado día. Acababa de meterme el sueter cuando escuché mi ya repudiado timbre sonar, así que salí, con mis pantuflas de panda adornando mis pies, a recibir al oficial que tocaba a mi puerta. Me ha dicho:
-Poli: "Dra. Ocupamos que vaya a ver a un borracho"
-Yo: o_O Qué le pasa??
-Poli: No pues pa' que vaya a constatar que está borracho.
-Yo: (Mmm demonios....) Está bien, deje me cambio.

Y así corri a mi habitación, me cambién de nuevo y salí en lo que en el pueblo parece la madrugada, por la soledad y oscuridad de las calles, y me subí al pick up patrulla. Di las buenas noches y traté de parecer cool.... pero entonces tomamos una curva y con el giro algo cayó sobre mis hombros: Una metralleta. No hace falta decir que tuve que ahogar un grito de susto mortal mezclado con un quejido y el reflejo de aventarlo lo mas lejos posible de mi.... Pero me comporté y traté de disimular mis ojos de plato y solo la empujé de regreso a su sitio: Detrás del hombro del oficial en turno. Y así con cada curva, hoyo, meneo, etc de la camioneta yo tenía que ir cachando el arma para evitar que de ninguna manera volviera a apuntarme.
En fin, llegamos a ese gran centro de readaptación social, el cual era mucho mas pequeño de lo que imaginé y saludé a un par de polis mas que se encontraban "de guardia". Fui formal, me presenté y sonreí aunque ya estaba con el pulso a mil porque desde afuera se podían escuchar los gritos del acusado... y debo agregar, no se escuchaba contento.
Con mucha clase y distinción pregunté si acaso pretendían que entrara sola a los calabozos... y ellos me dijeron: "No dra, si quiere nomás vealo por fuerita". Idea que alabé por sabia y apropiadamente expresada. Así entré al sitio donde se encontraba "Cornelio", acompañada de uno de los oficiales. Puede parecer incluso ridículo, eran solo dos pequeñas celdas de 2x2 mts, sucias y oscuras con una cama de piedra cada una.... Parecía un lugar pequeño y mucho menos estrafalario de lo que imaginé, pero sentí miedo... Mi corazón latió muy fuerte todo el tiempo que estuve allí, incluso cuando hablé con "Cornelio" al tiempo que intentaba evaluar sus movimientos, sus ojos, su aliento, su voz... No se cuanto tiempo duré allí dentro, solo se que quise salir desde el segundo en que entré. Cuando lo consideré prudente me despedí de él mientras me preguntaba por qué se encontraba allí si no había hecho nada malo. ¿Qué podía decirle? La carta que estaba a punto de redactar era una especie de condena, yo era la verdugo, yo estaba en el puesto que jamás esperé tener... No es agradable. Una vez que cumplí mi misión fui devuelta al centro por el mismo oficial, en el mismo vehículo, con la misma metralleta traviesa mortificándome. Cerré la puerta detrás de mi, me encerré en mi cuarto, me cambié de nuevo y, mas cansada que antes, me dormí.


Mañana inventario... espero que no haga falta nada.